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Le tendí la mano y George Mitchell dijo: "Como en todo, tú mandas y yo te sigo". Y la multitud se separó, y dimos una vuelta o dos alrededor de la pista de baile. Y así era él, ya sabes, estaba ahí para sus miembros, hacía campaña por nosotros, creía en nosotros, y además era un buen deportista.