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Cuando Alan Rickman, un querido amigo mío, interpretaba a villanos, siempre lo hacía complicado. No redimía lo que hacían, pero te hacía sentir que era difícil para ellos ser tan horribles.
Cuando Alan Rickman, un querido amigo mío, interpretaba a villanos, siempre lo hacía complicado. No redimía lo que hacían, pero te hacía sentir que era difícil para ellos ser tan horribles.