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Si alguien nos hubiera dicho en 1945 que hay ciertas batallas que tendremos que volver a librar, no lo habríamos creído. El racismo, el antisemitismo, el hambre de los niños y, ¿quién lo hubiera creído? Al menos yo estaba convencido entonces, ingenuamente, de que al menos algo ocurrió en la historia que, por mi culpa, ciertas cosas no pueden volver a ocurrir.