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Creo que el corazón se parece mucho a esas frutas maravillosas, como el coco y el mango, ya sabes, tienes que romper la piel, tienes que abrirlo para llegar a la parte buena.
Creo que el corazón se parece mucho a esas frutas maravillosas, como el coco y el mango, ya sabes, tienes que romper la piel, tienes que abrirlo para llegar a la parte buena.