Cuando era corredora y competía en triatlones, me dolía la cadera y lo trataba como una lesión. Me ponía hielo y tomaba antiinflamatorios, pero no desaparecía. Finalmente fui al médico, me hicieron radiografías y una resonancia magnética y me diagnosticaron osteoartritis. En ese momento dejé de hacer nada que supusiera un impacto para las articulaciones de la cadera.