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Polonia no quiere seguir siendo para siempre receptora neta de subvenciones de la UE. Al contrario: queremos el derecho a desarrollarnos en un mercado justo y, con este derecho, queremos alcanzar algún día a Alemania en bienestar y poder económico. Esto no llevará 100 años. Y entonces muchos polacos que emigraron podrán volver a casa.