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Me acordé de cuando me dieron el guión para las audiciones [de Aladdin], le pregunté a alguien si se permitían improvisaciones y me dijo que todo el mundo se ceñía al guión. Me dije a mí mismo que o me querían o me odiaban. Iba tachando frases y añadiendo las mías. Entré en la sala y empecé a hacer cosas. Decían: "¡Este chico está loco! Deberíamos quedárnoslo". Así es como surgió todo.