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  • Mi objetivo es desnudar y proclamar la culpa clamorosa y horrible de la sangrienta doctrina de la persecución como una de las más sediciosas, destructivas, blasfemas y sangrientas en cualquiera o en todas las naciones del mundo, a pesar de los muchos velos finos, pretensiones y colores de no perseguir a Cristo Jesús, sino a los herejes; de no perseguir a la verdad ni a los siervos de Dios, sino a los blasfemos y seductores; de no perseguir a los hombres por su conciencia, sino por pecar contra su conciencia; y de razonamientos engañosos similares para justificar la crueldad de la intolerancia.

    Fuente: www.libertymagazine.org