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La izquierda está impaciente por condenar a este país. La izquierda no puede esperar a contar historias de cómo hemos, no sé, hecho un desastre, como justificación para reducirnos y descalificarnos como superpotencia. No nos lo hemos ganado. Hemos construido nuestra nación a costa de los esclavos y de otras discriminaciones y demás.