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Quiero que dejes de correr de una cosa a otra, y te sientes a la mesa, para ofrecer a las personas que quieres algo humilde y nutritivo, como sopa y pan, como una historia, como una mano que sostiene otra mano mientras rezas. Vivimos en un mundo que nos valora por lo rápido que vamos, por lo mucho que logramos, por la cantidad de vida que podemos meter en un día. Pero estoy empezando a creer que es en los espacios intermedios donde nuestras vidas cambian, y que la verdadera belleza reside ahí.