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Si la Iglesia quiere marcar la diferencia, tendrá que pasar por la etapa de la "gran renuncia". Las iglesias tendrán que dejar de ser egoístas y volverse relevantes.
Si la Iglesia quiere marcar la diferencia, tendrá que pasar por la etapa de la "gran renuncia". Las iglesias tendrán que dejar de ser egoístas y volverse relevantes.