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En materia de sanidad somos prisioneros de nuestro pasado. La forma en que llegamos a desarrollar cualquier tipo de programa de seguro médico fue durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las empresas que se enfrentaban a la escasez de trabajadores empezaron a ofrecer prestaciones sanitarias como incentivo para el empleo. Así que desde principios de los años 40 la asistencia sanitaria se consideraba un privilegio ligado al empleo. Y después de la guerra, cuando los soldados regresaron y volvieron al mercado, había mucha competencia, porque la economía estaba muy caldeada.