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La teoría de la evolución, bien entendida, no entra en conflicto con la idea de que Dios intervenga ocasionalmente en la naturaleza, por ejemplo, provocando una o dos veces una mutación beneficiosa. Los biólogos no han detectado ninguna intervención de este tipo a pesar de los datos y la teoría que han reunido sobre la mutación. Sin embargo, creo que es un error esperar que los experimentos biológicos sean capaces de detectar esos actos puntuales de intervención divina, sobre todo si esos actos ocurrieron en un pasado lejano. La ciencia no se dedica a eso.