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Creo que la más dura tuvo que ver con el sufrimiento. Tuvo que ver con todos los miembros de nuestra iglesia y amigos que atraviesan momentos difíciles. A veces se trata del clima mundial: tsunamis, terremotos, radiaciones. Creo que este tipo de cuestiones son absolutamente las más difíciles, pero tenemos que estar preparados para responder a ellas porque, como pastores, tenemos que ser capaces de acompañar a la gente en estos valles, en estos momentos difíciles de sus vidas.