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Alguna vez me he subido a un avión con más dinero en joyas que en mi póliza de seguro de vida, y es una de las sensaciones que más miedo dan en el mundo... si lo pierdes, tienes que pagarlo tú, ¡y ni siquiera puedes quedártelo!
Alguna vez me he subido a un avión con más dinero en joyas que en mi póliza de seguro de vida, y es una de las sensaciones que más miedo dan en el mundo... si lo pierdes, tienes que pagarlo tú, ¡y ni siquiera puedes quedártelo!