-
La tendencia predominante en la sociedad estadounidense hacia un estado de guerra permanente no sólo promueve un conjunto de símbolos unificadores que abrazan una ética de supervivencia del más fuerte, fomentando la conformidad frente a la disidencia, el fuerte frente al débil y el miedo frente a la responsabilidad, sino que también da lugar a lo que David Graeber ha denominado un "lenguaje de mando" en el que la violencia se convierte en el elemento de poder y la fuerza mediadora más importantes a la hora de configurar las relaciones sociales.