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Dije, voy a engordar. Y empecé a darme masajes, a tomar aceite de hígado de bacalao y a comer el doble. Pero no engordé ni un gramo. Había decidido que el día del compromiso estaría más gorda, y no engordé ni un gramo. Luego fui a Mussoorie, que es un balneario, e ignoré las instrucciones de los médicos; me inventé mi propio régimen y engordé. Justo lo contrario de lo que me gustaría ahora. Ahora tengo el problema de mantenerme delgada. Aun así, me las arreglo. No sé si te das cuenta de que soy una mujer decidida.