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El gran pintor impresionista francés Renoir, justo al final de su larguísima vida, le dijo a un amigo: "Ahora estoy aprendiendo a pintar". Renoir llevaba su don con una humildad que le hacía darse cuenta de lo mucho que le quedaba por aprender. Quien se adentra en un campo en la vida y se da cuenta de ello, adquiere un sentido de la proporción que sólo puede hacerle humilde.