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Aquí está el giro interesante: [McLeod] Campbell llegó a sus puntos de vista a través de la lectura de Jonathan Edwards, quien sugirió en un momento de sus reflexiones sobre la expiación que Cristo podría haber ofrecido un acto perfecto de penitencia en lugar de castigo, y que esto habría sido una ofrenda aceptable adecuada para remitir nuestra pecaminosidad.