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La poesía debe sorprender por un fino exceso y no por singularidad, debe golpear al lector como una redacción de sus propios pensamientos más elevados, y parecer casi un recuerdo.
La poesía debe sorprender por un fino exceso y no por singularidad, debe golpear al lector como una redacción de sus propios pensamientos más elevados, y parecer casi un recuerdo.