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Crecí en la zona sur y, cuando nevaba, había ventiscas y ventisqueros, saltábamos desde el tejado del garaje a la nieve. Ahora, si estoy subido a una escalera de mano y creo que me voy a caer, está a treinta centímetros del suelo, pero me da pánico. Así que me dan miedo las escaleras y esas camas.