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Aquí tenemos un caso, el caso sueco, en el que nunca se me ha acusado de un delito, en el que ya he sido absuelto [por el fiscal de Estocolmo] y declarado inocente, en el que la propia mujer dijo que la policía se lo había inventado, en el que las Naciones Unidas dijeron formalmente que todo el asunto es ilegal, en el que el Estado de Ecuador también investigó y determinó que se me debía dar asilo. Esos son los hechos, pero ¿cuál es la retórica?