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Cuando tenía 10 años fui a la Drakensberg Boys Choir School, un idílico internado de música en las montañas de Sudáfrica al estilo de Harry Potter, y fue entonces cuando todo empezó a cambiar para mí y me di cuenta de que la música era lo mío.
Cuando tenía 10 años fui a la Drakensberg Boys Choir School, un idílico internado de música en las montañas de Sudáfrica al estilo de Harry Potter, y fue entonces cuando todo empezó a cambiar para mí y me di cuenta de que la música era lo mío.