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Nunca se desperdicia nada de lo que se hace por los niños. Parece que no se fijan en nosotros, que nos rondan, que apartan la mirada, y rara vez nos dan las gracias, pero lo que hacemos por ellos nunca se desperdicia.
Nunca se desperdicia nada de lo que se hace por los niños. Parece que no se fijan en nosotros, que nos rondan, que apartan la mirada, y rara vez nos dan las gracias, pero lo que hacemos por ellos nunca se desperdicia.