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Me opongo a la suposición de que todo lo que pueda estar fuera de la naturaleza queda excluido de la conversación. Esa es una visión empobrecida del tipo de preguntas que podemos hacernos los humanos, como "¿Por qué estoy aquí?", "¿Qué pasa después de que morimos?", "¿Existe Dios?". Si te niegas a reconocer su conveniencia, acabas con una probabilidad cero de Dios tras examinar el mundo natural porque no te convence a base de pruebas.