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Cuando estás en el autobús, en el metro o en el coche, ¿por qué ocupas tu mente con toda la basura de los anuncios? ¿Por qué llenar tu mente con la televisión y la radio? De alguna manera tienes que decidir lo que tu mente va a recibir. No quiero decir que no debas ir nunca al cine o ver la televisión, sino controlar lo que entra en tu mente y en tu corazón. No se trata sólo de expulsar lo malo, sino también de aferrarte a lo realmente bueno.