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Quien yo creía ser era un caso perdido. Me despertaba por las mañanas y me daba cuenta de que seguía viva y respiraba, y odiaba a Dios, me odiaba a mí misma, odiaba la vida y contemplaba formas de suicidarme.
Quien yo creía ser era un caso perdido. Me despertaba por las mañanas y me daba cuenta de que seguía viva y respiraba, y odiaba a Dios, me odiaba a mí misma, odiaba la vida y contemplaba formas de suicidarme.