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La gente no está entrando en los bares gays de Orlando y diciendo: "¡Jesucristo!". No están entrando en el Charlie Hebdo, el sacerdote de 85 años que fue decapitado en su altar, [el agresor no estaba] gritando Jesucristo.
La gente no está entrando en los bares gays de Orlando y diciendo: "¡Jesucristo!". No están entrando en el Charlie Hebdo, el sacerdote de 85 años que fue decapitado en su altar, [el agresor no estaba] gritando Jesucristo.