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  • El destino le deparó a Barack Obama el mejor de los regalos políticos -una oposición dispéptica, hosca y rencorosa por un lado y unos financieros muy impopulares por otro- y no quiso salir a dar puñetazos, dar nombres ni lanzarse a la yugular. Era como si, mientras le asaltaban unos tipos con nudillos de metal, pusiera la otra mejilla. Incluso puso en peligro su promesa de preservar los derechos de la mujer en el caso Roe contra Wade para conseguir un proyecto de ley de sanidad redactado por el perrito faldero de las empresas Max Baucus y la banda de mercenarios de la puerta giratoria que contrató para redactar un proyecto de ley favorable a la industria.

    Fuente: progressive.org