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Tenemos que desarrollar un sólido conjunto de herramientas -estrategias y rutinas- que nos ayuden a abordar las variaciones de los alumnos. Es fácil depender de dos o tres estrategias pedagógicas "fiables", como las hojas de ejercicios y las clases magistrales. Éstas son de poca ayuda a la hora de planificar las distintas necesidades de los alumnos. A medida que desarrollamos una mejor caja de herramientas, nos sentimos más capacitados para atender a los alumnos allí donde se encuentran.