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Sigue siendo tarea de los gobiernos aplicar las normas fundamentales de derechos humanos que deberían influir en todos los aspectos de la globalización, incluidas incluso las conversaciones comerciales, y rendir cuentas de ello de forma democrática. La estructura es internacional, pero la rendición de cuentas es nacional y me gustaría que esa rendición de cuentas penetrara más a nivel regional y local, especialmente en los sistemas federales.