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Cuando éramos niños, cogías un papelito y lo ponías en un palo; y cuando lo agitabas de un lado a otro, comprendías el poder del aire bajo las alas. De ese modo, un niño empieza a entender la abstracción, la poesía, la metáfora, el simbolismo. Juegas con los materiales que tienes y utilizas tu imaginación para convertirlos en otra cosa. Eso es lo triste de tenerlo todo en una pantallita: no es físico ni dimensional, y eso parece un atraso.