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[Harriet Tubman] hablaba apasionadamente de sus padres, de sus amigos, compartía historias sobre su infancia; conocer todos estos elementos y aspectos de ella fue alucinante y educativo para mí como mujer, porque a veces tengo que recordar a la gente que me conoce desde hace años, incluso en relaciones pasadas, que sigo siendo una mujer, que sigo teniendo vulnerabilidades, aunque mi estética se sienta fuerte, poderosa y llena de toda la sabiduría del mundo, sigo creciendo y formándome.