No acepto el hecho de que las condiciones que impiden a las personas alcanzar su destino eterno hayan nacido en ellas sin ninguna capacidad de control. Eso es contrario al Plan de Salvación, y es contrario a la justicia y a la misericordia de Dios. Es contrario a toda la enseñanza del Evangelio de Jesucristo, que expresa la verdad de que por o a través del poder y la misericordia de Jesucristo tendremos la fuerza para hacer todas las cosas. Eso incluye resistir la tentación. Eso incluye lidiar con cosas con las que nacemos, incluyendo desfiguraciones, o incapacidades mentales o físicas.