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Para mí, el 11-S cambió las reglas del juego. Alteró mi percepción de la amenaza a la seguridad a la que nos enfrentábamos. Adopté la postura de que Gran Bretaña debía estar hombro con hombro con Estados Unidos. Fue una decisión importante; no la tomé a la ligera, ni ignorando sus consecuencias. Es un gran compromiso para un país, pero yo creía que era lo correcto.