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Cuando las cosas no van bien, me quejo mucho y me deprimo. Me quejo, como y me duermo. Hago todo tipo de cosas. Y si soy listo, voy y limpio un cajón o un armario o voy y pago mis facturas. Me meto en situaciones en las que no estoy contento con lo que pasa. Pero hay que esperar y tener fe en que ese pozo seco volverá a llenarse.