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Si eres un judío israelí, vas a Gaza, consigues la villa de tu vida, la villa que nunca soñaste conseguir en Israel, una hermosa villa de dos pisos con verdes praderas y demás, prácticamente por nada. Luego construyes invernaderos de tomates o flores; coges a los mismos árabes a los que les arrebataste la tierra y los empleas como trabajadores en tus invernaderos. La ley israelí no se aplica en Gaza: No hay salario mínimo, ni vacaciones anuales, ni indemnización por despido, así que el trabajo sale muy, muy barato. Es una situación económica maravillosa.