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Cuando John Kennedy fue asesinado, yo tenía veintitrés años, era corredor de bolsa en Wall Street y estaba casado. Pero me di cuenta de que tenía que participar. Entonces, cuando Martin Luther King fue asesinado y la guerra de Vietnam hacía estragos, sentí que mi mundo se desmoronaba. Tenía dos hijos preciosos, de tres y un año, y me dije: "Tengo que mejorarlo".