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No me gustaba mucho la vida universitaria en Bolonia. Las asignaturas que estudiaba -economía y administración de empresas- no me interesaban. Yo quería hacer películas. Me alegré cuando me gradué. Sin embargo, es curioso; el día de la graduación, me invadió una terrible tristeza. Me di cuenta de que mi juventud había terminado y ahora empezaba la lucha.