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  • Cuando ocultas la realidad interior, esta presión aumenta. A menudo no te expones hasta que llegas al extremo, a un punto de ruptura, y lo que surge es un cambio drástico, al menos a los ojos de los demás, a quienes has ocultado la verdad. Así que dejar el instituto fue así para mí. Estaba bien, sacaba sobresalientes, tenía amigos y, de repente, me dije: "Se acabó".

    Fuente: therumpus.net