Si estás mucho tiempo en la cima, básicamente has conseguido todo lo que querías. Entonces lo que rompe el balón empieza a ser demasiado: no es lo que haces en el coche, es lo que haces fuera del coche -las ruedas de prensa, las entrevistas, los compromisos con los patrocinadores, las apariciones de marketing- lo que tristemente llega a un nivel en el que todo el paquete, incluidos los riesgos que asumes, la carga de trabajo que haces para que el coche funcione y para que seas rápido en las carreras, se convierte en demasiado.