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Por aquel entonces, lo único que tenían muchas mujeres eran unas cuantas blondas y servilletas. En la casita donde crecí, las fundas de almohada que bordaba mi abuela eran lo único bonito.
Por aquel entonces, lo único que tenían muchas mujeres eran unas cuantas blondas y servilletas. En la casita donde crecí, las fundas de almohada que bordaba mi abuela eran lo único bonito.