-
El crimen más atroz de la Iglesia no ha sido perpetrado contra los eclesiásticos, sino contra los fieles. Con sus conceptos venenosos del pecado y el castigo divino, ha deformado y lavado el cerebro a incontables millones de personas.
El crimen más atroz de la Iglesia no ha sido perpetrado contra los eclesiásticos, sino contra los fieles. Con sus conceptos venenosos del pecado y el castigo divino, ha deformado y lavado el cerebro a incontables millones de personas.