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Creo que la naturaleza rítmica de los álbumes ilustrados y de los libros juveniles es una forma de ayudar a los niños a enamorarse del lenguaje y de lo que se puede hacer con él y de cómo suena a su alcance. Tiene algo de musical, pero por otro lado captan la historia, las ideas y el contexto. Creo que es una forma de atraer a los niños y también creo que cuando los niños están rodeados de gente a la que le gustan los libros, se les contagia.