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Acepté el perdón de Dios. Me desvié del camino cuando era adulta y, como creo en la gracia de Dios, creo que eso me dio fuerzas para realinear esa pequeña parte de mi vida, para no jugar con ella, confesarla, pedir perdón a Dios y pedir a los demás que me perdonaran también y seguir adelante.