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  • Las palabras se convierten en "producto", como si hubieras comprado un paquete de patatas fritas "cocinadas a mano"; las hay de diferentes marcas y sabores, pero al final todas son bastante parecidas y, aunque comerlas mientras bebes vino blanco te hace sentir más elegante que si hubieras comprado las normales, después no te acuerdas mucho de ellas.

    Fuente: www.3ammagazine.com