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Los que llamamos profetas creo que son los primeros intelectuales disidentes, y se les trata como a la mayoría de los intelectuales disidentes: muy mal. Son encarcelados, expulsados al desierto. El rey Acab, el epítome del mal en la Biblia, condenó a Elías como un "odiador de Israel". Este es el primer judío que se odia a sí mismo, el origen del término. Llega hasta nuestros días. Esa es la historia de los intelectuales.