A los deportistas más jóvenes -especialmente a las mujeres, si se trata de un deporte dominado por los hombres- les diría que sean muy fieles a sí mismos. Yo pasé mucho tiempo intentando emular cómo era un luchador masculino. Son duros, muy seguros de sí mismos, no muestran muchas emociones y luchan contra todo. Yo no soy así. Soy luchador, pero tengo emociones, soy sensible. Cuando dejé de intentar ser algo que no era, sentí que me liberaba para encontrar formas de hacer que funcionara para mí.