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Cuando me hice adulto, no tenía absolutamente nada en contra de beber alcohol. Muchos de mis amigos bebían. A menudo preparaba vino y lo ofrecía, pero nunca me sentaba a beberlo yo mismo. Eso afectaba a mi práctica religiosa.
Cuando me hice adulto, no tenía absolutamente nada en contra de beber alcohol. Muchos de mis amigos bebían. A menudo preparaba vino y lo ofrecía, pero nunca me sentaba a beberlo yo mismo. Eso afectaba a mi práctica religiosa.