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Dios es una brújula. Dios no se trata de con quién te acuestas o, quiero decir, no me importa eso. Se trata de amar a tu prójimo. Se trata de vivir una vida que es más grande que uno mismo. A medida que pasa el tiempo, las sociedades tienen una tendencia a ponerse a sí mismas en el trono, y eso lleva al ensimismamiento y eso lleva a que "la vida es todo sobre mí". Y no hay una brújula que te envíe en una dirección en la que la vida no pueda ser sólo sobre ti.